Flagelos en la intemperie...
El silencio solamente roto por el sonido del látigo era una balada constante...
y una...y otra vez.
Me salpicó de rojo, me culpó de sus crímenes y mi piel se estremeció... gotas sinuosas discurrían sobre mi escote suavemente...
El velo de la novia cayó al suelo,
atrapando su máscara de mimo cuidadosamente dejada a un lado...
Su olor de muerte se viene conmigo,
rocía mis cabellos y unge mi cuerpo.
Siniestras sonrisas se dibujan alrededor,
siento el cosquilleo de sus miradas sobre mi hombro,
no vuelvo el rostro, sólo una curvatura de labios define mi paso.
El aroma de un nuevo perfume cabalga hasta la salida,
y desaparece del escenario...
WOW que bello.. el aroma de tus versos traspasa fronteras..
ResponderEliminarMe gusta tu forma de escribir..
Un abrazo
Saludos fraternos..