Es mi pasado... fagocitando en este cuerpo mediocre y vulgar, gobierna una ciudad perdida, es mi mente...un castillo custodiado por oscuros y reptantes moradores, te presentaré cada una de las salas labradas de cristal donde mora una estatua de ónice, en cuyo rostro pétreo sólo hay dos cuencas vacías como podrían serlo sus vidas...y de ellas discurren incesantes lágrimas como los arroyos y cascadas que nacen de la fría piedra... ¿Te atreves a escuchar sus historias?
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sábado, 9 de enero de 2010

Episodio alternativo de Terra

Éste es un episodio personal de la propia Terra Brandford, modificando el escenario sin alterar el contexto del dissidia. Es mi versión psicológica sobre el terror personal de mi personaje favorito de Final Fantasy, algo más oscuro y sanguinario en un mundo echo por mí.

Destrucción total...


Destrucción total...


...Destrucción...total...

Ésas fueron palabras de Kefka que aún resuenan en mi cabeza como un estadillo de cristales rotos. "Potencialmente peligrosa" se mofaba, así me define él, así me definen todos,  así es como soy yo.

Llegamos arrastrados por la corriente de auxilio de Cosmos, la diosa de la armonía y el orden, en continua discordia con Caos su mayor rival durante edades y edades incluso antes de la primera célula humana. Él a su vez, convocó una legión de mortales e inmortales nada agradables y poco desconocidos. Cuando me encontré cara a cara con Kefka, vivo y de una pieza, un ser que respira crueldad tras esa máscara de payaso, sonriéndome burlonamente ante las llamas que el mismo Caos provocó...
Pero no duro ni un instante cuando lo comprendí, todos estamos unidos por un bien común, un objetivo final, una misión que cumplir decidida incluso muchos eones anteriores a nosotros para que lideráramos esta espera. No era algo que podíamos elegir o eligiéramos, era algo que debíamos de hacer mientras nuestro recuerdo perdure.

Eso es todo lo que yo sé, pero me había descarriado dividiendo mi camino y alejándome de mis compañeros por alguna extraña razón. Abro los ojos y me encuentro perdida sin entender demasiado la situación.

Ahora, pero... ¿Qué sitio es éste? Me duele la cabeza, dios. Abro y cierro mis manos para que entren en calor, siento frío. Entonces alzo la mirada y me absorto en lo que veo, las estrellas no brillan igual, son meros puntos de luz permanentes salpicadas sobre un cielo plomizo bañando aquél campo silencioso donde sus infinitas cimas no alcanzan mis ojos. Desconcertada cerré los ojos buscando alguna respuesta fugaz, una imagen, algún recuerdo que inundase de luz mi situación. Solamente recuerdo los gritos impotentes de Luneth "¡¡¡Terra vuelve en ti!!!" ah si y la burlona risa de Kefka "¡potencialmente peligrosa!" una y otra y otra vez. Estábamos todos reunidos y entonces sucedió algo.... Ah, sí, pero era algo que me estaba ocurriendo a mí bajo la atenta mirada de todos. Entonces Luneth me asaltó con los ojos desorbitados, Cloud y los demás me miraban con miedo. Recuerdo todas aquellas sensaciones y trozos de imágenes en mi cerebro sin sentido y sin orden, y lo siguiente, una profunda oscuridad. Ahora me encuentro en algún punto entre el cielo y el infierno, entre la realidad y la imaginación, entre los recuerdos y el olvido.

Estoy sola bajo este cielo falso, embargando este campo nocturno en una atmósfera siniestra. No conozco para nada este lugar, echo una mirada en derredor sobre mí y sólo veo un enorme llano custodiado por extrañas piedras grotescas que cubren la hierba grisácea. Eran peculiares pues tienen un aspecto antológico al parecer designadas por alguna extraña civilización o culto a alguna deidad que yo ignoraba. Pero me inquietaban, pues aquellos pilares de piedra parecían torreones impregnados de un aura que otorgaban -o eso me parecía a mí- la terrible sensación de estar eternamente vigilando, y aún así, ni el mínimo rumor del viento se dejaba asomar. ¿Dónde me encuentro entonces?
La presencia de aquellas rocas hace que dé un paso atrás. Si al menos estuviera Luneth conmigo. ¡Oh Luneth! Pero no, Cosmos, incluso su voz ¿no llega aquí?

Me obligo a apartar esos pensamientos funestos que taladran mi quietud, y haciendo amago de coraje  me adentro en aquel mundo imprimiendo mis huellas tras de mí y sellando el camino que he recorrido, arrastrando los granos que se incrustan en los orificios de mis tacones de los últimos enfrentamientos que saldé. Buscando una sombra donde resguardar y reposar mis pensamientos para ponerlos en orden, un sonido de batir de alas hace que gire sobre mí poniéndome a la defensiva. "no puedo dejarme sorprender, tengo que estar en continua alerta" susurré para reconfortarme.


Entonces me sorprende, estúpida de mi, una tenue luz plateada, aclarando mis esmeraldinos cabellos con el halo plomizo de su magia cautivadora. Una Luna, brillando gibosa desde lo alto, tan amplia que casi abarcaba todo el campo de visión, inclusos sus cráteres podían verse con perfecta nitidez desde mi altura, ¿cómo no pude verla? ¿tan desconcertada estaba? No lo entendía, humedezco mis labios sin dejarme caer en mi desfallecimiento, no, Cosmos está atenta a mí, seguro, así que levanto la vista y y comienzo a volar hacia donde me dirija mi rumbo.

Empezó a surgir maleza entre más piedras como las que había visto ántes, la maleza abarcaba hasta el infinito donde se perdían mis ojos, no veía el final... no.. ¡no tenia final!

Avanza...

(!!!!)

Me detengo de golpe levitando sobre mi, una voz... ¿Será Cosmos? Es posible, o quizás no. "Debes confiar Terra", me digo a mí misma, sí, confío en mí sea de donde fuere o provenga.

"Avanzaré" me dije, y emprendí el vuelo con más fuerza que antes. Seguí volando y volando sobre más maleza, entrecerré mis ojos manteniendo la vista fija y sin pestañear, en algún momento la maleza debía de parar, lo sé, estoy segura, y entonces pronto la maleza dejó de desplegarse hasta que mi velocidad llegó al linde de sus límites. Sin detenerme continué mi vuelo, pues vislumbré allá a lo lejos una construcción, un castillo... ¿sería este el castillo de la bruja Artemisa?

Cuando llegué me detuve sólo a unos pasos de aquellas colosales puertas de hierro. Era un fuerte que se alzaba como las antiguas ruinas aún en auge mostrando aún en aquel amparo suyo su  terrible presencia. Lo que había sido un gargantuesco castillo de fuertes cimientos y altos miradores que desafiaba las leyes de la regularidad y el orden. Su arquitectura militar incluso me recordaba al antiguo castillo de Fígaro, pero éste empequeñecía a su lado por la enorme concentración de poder que supuraba, tanto que constriñó todo mi cuerpo sintiendo los aguijones de la magia y el férreo gobierno que había sido.

Un profundo crujido sonó, era como si el mismo castillo se quejara de su olvido. Pronto sucedió un sonido de maquinaria en su interior, y una serie de golpes que iban desgranando algo muy pesado sacudiendo la tierra bajo sus cimientos y con ello a mí, mi corazón se encogió en un puño no por la sacudida, pero sí por aquella espera. Mientras se desencadenaba el mecanismo en mi cuerpo un sentimiento me estremeció hasta agarrar mi pecho, tuve la sensación de descubrir algo, pero no era algo que incumbiera ni a Cosmos ni a Caos ni a sus secuaces, era algo que estaría apunto de descubrir, y con ello... ¿Podría sentirme mejor? El sonido cesó y una de sus pesadas puertas se entreabrió unos centímetros.
"Una invitación a pasar" pensé.
Medité bien mis pasos justo antes de posar la mano sobre la fría superficie y sin el menor apoyo ésta retrocedió dejándome ver la oscuridad de su interior.

Entra...

Entré sin vacilación...

2 comentarios:

  1. Entre sin vacilación y me quede querida amiga..
    Eres genial escribiendo en esas colosales puertas de tu creación...

    Un gusto dibujar tu escrito cuando te leo..

    Un beso..

    Un abrazo
    Saludos fraternos..

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  2. Pero sigue!!! me has dejado totalmente con la intriga... eres fabulosa pequeña, sigue sigue nunca decaigas.

    A nadie más que a tí se te puede ocurrir usar a Terra y escribir un "microrelato" porque de fanfic no tiene mucha pinta :P. Esta semana nos reunimos la manada, ^_^

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