Es mi pasado... fagocitando en este cuerpo mediocre y vulgar, gobierna una ciudad perdida, es mi mente...un castillo custodiado por oscuros y reptantes moradores, te presentaré cada una de las salas labradas de cristal donde mora una estatua de ónice, en cuyo rostro pétreo sólo hay dos cuencas vacías como podrían serlo sus vidas...y de ellas discurren incesantes lágrimas como los arroyos y cascadas que nacen de la fría piedra... ¿Te atreves a escuchar sus historias?
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miércoles, 30 de diciembre de 2009

Relato de un anónimo

Compré aquél cuadro una mañana cualquiera de Febrero del 98, nunca cometí mayor error en mi vida.

Paseaba con mi hermana buscando unas nuevas cortinas para mi salón, nos entretuvimos mirando lámparas y sábanas en uno de los centro comerciales y cuando salimos fuimos de camino a su casa en el centro de la ciudad. En la misma línea de la calle elevaron unos puestos de comercio donde vendían variedad de objetos para el hogar: mantas, flores, zapatos, bolsos, etc. Solían hacer ferias de comercio como venta de libros ente otras cosas y las dos echamos un vistazo. Mientras mirábamos me detuve frente a a un puesto en el que exponían una gran cantidad de pinturas rupestres y florales. Pensé que les vendrían bien a las paredes de mi casa puesto que hacía poco que me mudé y estaban desnudas así que pensé que les daría algo de alegría. Mientras los examinaba con mas cuidado descubrí un cuadro que llamó poderosamente mi atención, se trataba del retrato de un niño a color hasta los hombros que recordaba a los querubines de carnosas mejillas y labios sonrojados de las sumas catedrales e iglesias de nuestro señor Jesucristo, pero de sus ojos brotaban lágrimas que bañaban su rostro sumido en una profunda tristeza... En la esquina inferior derecha estaba la firma de un autor desconocido para mí, y lo miré con detenimiento... Había algo espeluznante en él y era la expresión de sus ojos transparentes lo que me cautivó, me pareció muy tierno y lo compré para mi nueva casa.
Una vez allí le busqué un lugar adecuado donde colgarlo, tenía una habitación vacía al final del pasillo la cual no había empezado a decorar pero pensaba reservarla para uso bibliotecario. Es decir, tenía muchos libros y quería que fuera una salita de lectura, y aquel cuadro sería el primer ornamento artístico que introduciría en él. Dentro tenía una repisa de libros de bolsillo donde descansaba un poto que regaba una vez a la semana, pues ya se sabe que los potos retienen mucha agua y no es necesario regarlos progresivamente. Sus tallos ya crecidos caían en ambos extremos de la repisa de ébano alegrando la vista con sus abundantes hojas verdes. Colgué el cuadro justo encima de la maceta, así sus lágrimas regarían siempre aquella planta.

Recuerdo que esa noche soñé con un vago lamento infantil. Era tan real que helaba la sangre. Me desperté sobresaltada varias veces, hasta que finalmente y con cierto esfuerzo me sumí en un profundo sueño.

Pasaron varios días y de forma incomprensible me sucedieron toda clase de infortunios, llegaba tarde al trabajo, me rebajaron el sueldo por falta de presupuesto y cada vez me encontraba más cansada y pesada todos los días, llegó a tal extremo que me ingresaron en el hospital unos días por anemia. De igual forma, el poto presentaba un aspecto desmejorado mientras los días pasaban. Varios de sus tallos se habían secado y los diminutos brotes aún por florecer se habían marchitado. Yo no entendía aquél cambio en solo unos días, así que lo regué cada día y cortaba las hojas muertas mientras limpiaba las hojas con leche tal y como me enseñaron. Cada día la retahíla de tallos y hojas que adornaban aquella pared iban cayendo, pudriéndose hasta que sólo quedó una telaraña de hojas mustias y secas. Con todo mi dolor la retiré. Miré al niño del cuadro, sus lágrimas nunca más regarían mi plantita. Durante unos instantes lo contemplé, su expresión era tan real que sentí que me escrutaba y no pude evitar cierto escalofrío que agarró mi columna de un extremo a otro.

Esa misma noche me fui a dormir con un terrible desazón, las horas pasaban y el silencio lo marcaba el puntero de mi despertador, "tic-tac tic-tac"... Con esfuerzo concilié el sueño y de nuevo creí escuchar los sollozos con claridad, era la fría voz de un niño que susurraba en profundas súplicas ver a su madre... Creí llorar incluso por la enorme nostalgia que me invadió aún sin ser consciente pues me levanté con los ojos empañados.

Aquella mañana fui a trabajar como todos los días a pesar de no tener buen aspecto y algo de somnolencia por la falta de sueño. Sucedió a media mañana, recibí una terrible llamada de una de mis vecinas que me avisaba voz en grito sobre un incendio repentino en nuestro bloque. Sin hacer nada más que recoger mi bolso y haciéndoselo saber a mi jefe salí corriendo con el corazón desbocado pensando en mi casa, mis muebles, todas mis pertenencias incendiadas... No no, era demasiado para mí. Arranqué el coche en una carrera desenfrenada sobre carretera, oí las sirenas en la lejanía haciéndose paso entre los automóviles, yo entre ellos y lo ví alejarse cuando pasó. No llegué al barrió aún cuando una multitud de personas abarrotaban la acera formando un muro casi imposible de pasar, aparqué el coche y salí a trompicones... Si... Era cierto, estaba tan sofocada que ni siquiera me percaté en el olor, mi sentido del olfato estaba muerto o yo era una zombie que no reaccionaba ante la cruda visión. El humo y polvo flotaban en el aire empañando los ojos y envolviendo a las personas que observaban desde una distancia prudente: algunos impotentes porque era su casa (como yo) la que veían arder, otros eran posiblemente parientes , y un tercer público se encontraba allí por casualidad, personas que paseaban ignorando lo que sucedería momentos después. Los bomberos subían por las escaleras automáticas internándose por las ventanas candentes, abajo varios grupos rodeaban el edificio apagando las llamas que ascendían por minutos desde el exterior...

Me refugié en casa de mi hermana con el corazón en un puño pensando en todas mis pertenencias quemadas para siempre, entre lágrimas su consuelo no me faltó. Allí pase unos días.

Cuando recibimos las pesquisas pertinentes para poder entrar, yo como tantos otros fuímos allí. Aseguraron que los pilares no se derribarían y confirmaron la entrada siendo supervisada por un equipo de seguridad. Toda la fachada y el interior, así como paredes, puertas y escaleras presentaban un deplorable aspecto sombrío de lo que habían sido. Subía lentamente las escaleras sobrecogida por las paredes negras como el carbón, todo estaba impregnado de un intenso olor a quemado. Cuando llegué al nivel de mi piso comprendí que era donde más agitación hubo, pues no solo estaba carbonizado, el fuego había echo una serie de depresiones en los muros que dejaban paso a la siguiente habitación... El dolor me agarró por completo cuando entré en mi casa, parte del techo había caído formando una pila de escombros abrasados que podrían haber sido parte del mobiliario del piso superior, mis muebles estaban calcinados hasta tal punto que parte de ellos se desintegraban con un mero roce. Dijeron que había sido un fuego violento de tal magnitud que aún estaban investigando la causa de la conflagración, y añadieron que alcanzaron unas cuotas de grados altísimos. Yo, en estado de un shock preventivo, apenas prestaba atención a sus explicaciones, el fuego se lo había llevado todo consigo, no había nada que me hubiese dejado rescatar ni por caridad.

Todo... Todo había sido calcinado, menos una cosa... Cuando entré en la última de las habitaciones, la que designé para mi biblioteca personal, vería algo que quedaría grabado en mi retina. Con cierto espanto me llevé las manos a la boca sin dar crédito, ellos tampoco lo entendían, pues frente a mí, aún colgado sobre la pared carbonizada y con la misma expresión dolida y envuelto en lágrimas, el cuadro de aquél niño quejumbroso de transparentes ojos se mantenía intacto y de una pieza sobre un manto chamuscado que tenía por pared, tal y como lo compré. No presentaba la menor quemadura ni rasgadura. Parte de la pared donde el cuadro estaba colgado se había desmoronado ante nuestras miradas atónitas...

Estaba allí burlándose de mí, y habiendo burlado a las llamas...


7 comentarios:

  1. Tienes una forma de escribir exquisitamente amena.
    Para cuando un libro??! ^__^


    Natalie.

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  2. MAGNIFICO, MAGISTRAL,SUPREMO,Quien haga 1 critica negativa despues de esto, me parece que no tiene, mucho nivel cultural y va bastante corto de inteligencia ; Morry : Sigues subiendo el nivel , enhorabuena .

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  3. XD, me lo saqué de la manga ayer, estaba algo aburrida e hice este relatucho corto, aunque detallado. Dedicado a un hombre al que muchos tachan de loco e incluso otros de mago, a él y a su pedazo de programa al que sigo semanalmente :). De echo tuve el placer y honor de conocerlo, cualquier descripción se queda corta ante el enorme carácter de esta persona, un besazo :).

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  4. Y quién es la persona a la que has dedicado el relato? Si se puede saber

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  5. Saludos pequeña Morrigan... ^_^

    Hija cómo ha pasado el tiempo desde la Triada jajaja ¡y lo que has evolucionado! me alegro de que haberte encontrado ayer, ya hablaremos por msn.

    A las grandes personitas como tú siempre le esperan grandes cosas... escribes genialísimo enana, ya mismo subo a Barna, se te echa de menos tia.

    feliz 2010 sucubina ;)

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  6. Hola... antes de comentarte darte las Gracias por tu visita y comentario, en mi blog..
    Me gusto mucho tu blog. me quedo por aquí descubriendo-lo y seguir así deleitándome con tus escrito..

    Un placer ya te sigo y te enlazo para poder visitarte con mucho mas frecuencia..

    un abrazo
    Saludos fraternos

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  7. Mis mejores deseos para este año que nos toca la puerta..

    Gracias por todo..

    Un gusto inmenso haber pasado este año por tu blog.. nos seguiremos leyendo en el 2010..


    Un abrazo
    Con mis saludos fraternos..

    !!!ZORIONAK ETA URTE BERRI ON!!!

    !!!FELIZ AÑO 2010!!!

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